Análisis jóvenes investigadores 05/2021
Daniel Pérez
Gloria, muerte, sacrificio, martirio o yihad son conceptos existentes en la tradición histórica del islam. Unos términos que el terrorismo religioso de corte yihadista -como versión extremista del islam- usa para fortalecer su visión fundamentalista e integrista con la que justifica sus actos violentos. Organizaciones terroristas como Hezbolá, han construido la motivación a la adhesión de su causa y la justificación de su actividad armada a través de una cultura popular del martirio. Además, es un objetivo primordial de su brazo social, así como ensalzar su figura como modelos a seguir para los más jóvenes.
Aproximación a la tradición islámica
En primer lugar, el concepto de sacrificio está relacionado con una experiencia trascendental que glorifica a la persona que da la vida por el bien común y a la que le serán otorgados los máximos honores. En el desarrollo de esta tradición, se percibe desde una visión en pos de conservar el islam y expandir su mensaje. Por otro lado, el término de yihad ha sido contemporáneamente ligado a una suerte de guerra santa. Si bien este concepto alude originariamente al esfuerzo por vivir en sintonía con los preceptos del profeta Mohammed. Esta acepción la relacionaríamos con una primera tipología de yihad, la interna, encaminada a lucha personal por ser un buen musulmán. Destaca también una segunda, la yihad menor, en la que el objetivo es defender al islam contra sus enemigos externos y por la preservación de la umma.
Aquí es donde toma especial relevancia la concepción de martirio, muy relacionado con los anteriores conceptos, y que se establece teológicamente como el shahid -testigo- de ese esfuerzo por la conservación de la religión y de la comunidad islámica. El testigo o shahid es aquel que da su vida por la justa causa y se sacrifica por ella, obteniendo la más alta recompensa en el paraíso con una especial condición al acceder por esta vía. Este martirio tendría la capacidad purificadora de purgar aquellos errores y pecados cometidos en la vida terrenal, gracias a esa muerte en defensa del islam.
Además, dentro de la rama chií del islam el martirio tiene otra especial significación. Ello se debe a que alude a la muerte de Hussein, nieto del profeta Mohammed y tercer imam para los chiíes, en la Batalla de Karbala en el año 6801. Este valeroso martirio, a ojos del islam chií, funda una tradición que exalta el heroicismo y determinismo en la defensa del islam y de la umma. Es por ello que, en el chiísmo, el martirio adquiere un carácter potenciador de esta vía, la cual es contemplada no sólo como un honor sino como un deber divino infalible en la preservación de la religión y la comunidad islámica.
Sobre estos y otros conceptos, el terrorismo religioso islamista fundamenta buena parte de su violenta praxis. Así, establece la violencia como un mandato moral, que al tener una procedencia divina es incontestable y por tanto debe ser infalible. Ejercer la yihad, dentro de esta visión integrista, es cumplir con la literalidad de los textos sagrados que deben ser seguidos y a través de los cuales alcanzar el paraíso. Este planteamiento se establece sobre la base de que es una aproximación defensiva contra los infieles, apóstatas y enemigos que depravan las sociedades. Por ello, el yihadismo militante sólo contempla dos escenarios: la victoria o el martirio. Unos razonamientos que vemos nítidamente en el proyecto político y religioso de Hezbolá, tanto en su acción armada como en su brazo social.
Expresión práctica en Hezbolá
Explorados los conceptos en la tradición histórica del islam y la especial connotación en la rama chií, podemos adentrarnos en la puesta en práctica de estos razonamientos sobre la experiencia de Hezbolá. El grupo terrorista razona su proyecto político y religioso sobre la idea de la resistencia, una organización en defensa de una minoría -el islam chií- cuyos éxitos se celebran no sólo en base a las victorias sino en su capacidad de supervivencia frente a sus enemigos internos y externos. Es por ello, que la concepción violenta de la yihad y la shahada tienen una especial caracterización en el modelo de Hezbolá y los hace valer entre sus miembros. La organización libanesa ha conseguido conjugar su proyecto de resistencia con la concepción del martirio, pues afirman que es este el único camino en contra de los takfiris -apóstatas- suníes que no siguen el camino correcto de la religión y los rivales externos que apoyan esta “depravación”, Israel y Estados Unidos, en su visión expresada a través de su Nuevo Manifiesto de 2009. Es precisamente sobre el éxito narrativo de esa visión de grupo de resistencia por la que algunos países y organizaciones no los catalogan como grupo terrorista, pese a que cuente con todos los requisitos teórico-prácticos para ser catalogado como tal.
Estas máximas no se dan sólo en el plano teórico, sino que tienen un importante papel en la expresión práctica y en el seno del grupo terrorista libanés. Hezbolá considera shahid no sólo a aquellos que se inmolan en atentados contra sus enemigos, sino a todos los caídos en combate en nombre de la organización y su causa. Dentro del brazo social de Hezbolá existe toda una infraestructura que se encarga del cuidado y asistencia de todos los familiares de sus mártires. Para ello, el grupo cuenta con la Fundación de Mártires de Hezbolá, con la que apoya a las familias de sus miembros fallecidos, normalmente pertenecientes a la rama militar de la organización. Mediante la fundación, Hezbolá provee de prestaciones económicas, puestos de empleo, servicios sanitarios y el pago de la escuela para los hijos de sus muyahidin caídos2. Este último aspecto es de vital importancia para Hezbolá, pues en las escuelas dirigidas por el grupo terrorista se ensalza el valor de la shahada como pilar fundamental en la demostración de una fe inquebrantable y auspicio de un reconocimiento especial en el paraíso. Además, desde muy pequeños, en la formación religiosa del grupo libanés, también se reivindica la “cultura del martirio”, así como su reconocimiento social y trascendental. Con ello buscan fomentar y dar sentido a la afiliación a la organización libanesa y a construir el relato sobre la disposición -no sólo como honor, sino también como mandato sagrado- a morir por los chiíes libaneses y por la umma global.
Asimismo, desde el grupo chií se le brinda un reconocimiento público de especial sentir popular a los mártires, pues se celebra la muerte de todos sus miembros -que sienten como heroica- y que se presenta como eventos sociales de primera índole. Hasta tal punto que no se queda en acciones individuales y momentáneas, sino que el grupo chií cuenta con un Día de los Mártires de Hezbolá en el que rinde honores anualmente a la memoria de todos aquellos que siguieron la shahada y murieron en combate. Una ocasión multitudinaria que cuenta además con la aparición y discurso del Secretario General de Hezbolá -Hasán Nasralá-, así como de figuras relevantes de la organización terrorista. De ello se hace especial eco la propaganda de Hezbolá, que retransmite todos estos eventos y acciones, dando cobertura a las historias de sus mártires y usándolos como elemento habitual en muchas de sus programaciones. Mediante las producciones especiales en sus medios y redes sociales, glorifican la figura del shahid para que se convierta en modelo a seguir para las generaciones más jóvenes y aumenten las afiliaciones al grupo islamista. Esta es otra de sus muchas formas de captación y radicalización mediante la propaganda de Hezbolá.
En definitiva, los conceptos explorados, especialmente el del martirio, tienen un largo recorrido en el islam y una especial connotación en la rama chií. Estos preceptos religiosos son usados interesadamente por Hezbolá para justificar su actividad armada y terrorista. Revestido con el sentir popular y la asistencia social, el grupo libanés ha conseguido crear toda una cultura del shahid en favor de su causa. Estableciéndose el martirio como pieza angular de su propaganda y su acción violenta. Mediante la incidencia en la vida después de la muerte y el lugar privilegiado al que se accede, la alta consideración popular y el enorme entramado social para con los muertos en combate, Hezbolá ha conseguido introducir una percepción transversal de la shahada en favor de su organización con la que fomentar la adhesión a sus filas y justificar sus violentas acciones.
1 Avon, D. y Khatchadourian, A. (2012). Hezbollah. A History of the “Party of God”. Harvard University Press.
2 Azani, E. (2013). Hezbollah: The Story of the Party of God. From Revolution to Institutionalization. Middle East in focus. Palgrave Macmillan.