Observatorio de atentados yihadistas de abril de 2024

Estado en el que quedó la furgoneta de trabajadores japoneses tras sufrir un atentado suicida de IS-K en Karachi (Pakistán). Imagen: Fareed Khan/ AP Photo.

1. Análisis

El cuarto mes del año transcurrió en buena parte de los escenarios en los que existe presencia de grupos yihadistas bajo las mismas tendencias analizadas meses anteriores. Mientras que África Occidental continúa siendo el principal foco de actividad yihadista en todo el mundo,  como así queda de manifiesto en el Anuario del terrorismo yihadista 2023, la inestabilidad generada en Asia Central, y concretamente en Pakistán, continúa creciendo como consecuencia esencialmente de la actividad terrorista desarrollada tanto por la rama talibán pakistaní (TTP) como por parte de la franquicia de Daesh en la región del Khorasan (IS-K).

En el mes de abril han sido numerosas las manifestaciones que se han dado como ejemplos del deterioro de la seguridad en Pakistán, algo que comienza a preocupar en buena medida a las autoridades tanto a nivel local como también desde Islamabad. En la provincia de Khyber Pakhtunkhwa continúa produciéndose el avance de TTP, estructura formada por decenas de grupúsculos terroristas que han sido absorbidos o adheridos con el paso del tiempo por el grupo talibán, ante la incapacidad de las autoridades pakistaníes para hacerles frente en diferentes áreas. El exponencial aumento de acciones terroristas sobre fuerzas de seguridad y objetivos militares, así como también sobre la población civil durante el último año manifiesta por sí mismo la forma en la que la inseguridad está creciendo. Asimismo, y sumado al elevado grado de amenaza que representa TTP para la gobernabilidad, también se encuentra el desafío plasmado en la figura de IS-K, que parece haber decidido trasladar su teatro principal de actividad desde Afganistán hacia Pakistán como consecuencia del incremento de la presión antiterrorista de los líderes talibán afganos que se encuentran en el poder desde agosto de 2021 tras la toma de Kabul. Las mayores dificultades que han encontrado para mantener su actividad en Afganistán, sumado a las nuevas ventanas de oportunidad que se han abierto más allá de la frontera afgana han sido determinantes para que progresivamente su influencia crezca en el vecino Pakistán. Esta capacidad de adaptación también ha estado favorecida por el desarrollo durante los últimos dos años de un potente aparato de operaciones exteriores que le ha permitido establecer redes de captación en otros países centroasiáticos  y que han facilitado la comisión de atentados recientes en países como Irán, Turquía o Moscú.

En el caso concreto de Pakistán, IS-K se presenta como la otra amenaza para la gobernanza del país, siendo uno de los actores no estatales con mayor capacidad para desestabilizar al poder a través de acciones terroristas de diversa índole en la que tratan de mermar tanto los intereses económicos como políticos, habiendo una vez más constancia de ello a lo largo del último mes. Por un lado, en la importante ciudad de Karachi a mediados de abril un atentado suicida hirió de diversa gravedad a tres empleados japoneses que se encontraban en una furgoneta de Suzuki Motors, empresa para la que estos trabajaban, y que se dirigía hacia una zona industrial (caso de estudio #28). Esta acción terrorista presenta similares características a la ocurrida el pasado mes cuando otro terrorista suicida acabó con la vida de cinco trabajadores chinos en la ciudad de Besham. Con ataques terroristas como estos, el objetivo de IS-K es mermar los intereses económicos y empresariales del país a la vez que le permite sacar rédito propagandístico a partir de la crítica que realiza por los vínculos externos que Pakistán mantiene con otras potencias regionales.

En cuanto a la forma en la que IS-K también golpea los intereses políticos en Pakistán, a mediados del pasado mes se dio un atentado sobre Akhunzada Chattan, líder del PPP (Pakistan Peoples Party, en inglés) y actual diputado de la Asamblea Nacional. El atentado ocurrido en Bajaur fue llevado a cabo mediante una motocicleta bomba que tenía incorporado un artefacto explosivo improvisado y que fue activado al paso de la furgoneta del líder político, quien afortunadamente consiguió sobrevivir al atentado. Este modus operandi mantiene numerosas similitudes con varios de los atentados cometidos en los últimos tiempos Afganistán, y que consiguieron acabar con la vida de diferentes altos cargos del gobierno talibán, entre ellos varios gobernadores provinciales.

Otro de los escenarios sobre los que es importante hablar es, una vez más, Siria. Pese a que la situación en el país es significativamente mejor a la acontecida durante los años de existencia del califato yihadista de Daesh, la organización terrorista ha sido capaz de sobrevivir en determinadas áreas durante estos últimos años y comienza a atisbarse ciertos indicios que apuntan hacia un crecimiento de sus capacidades operativas y logísticas. Las inmediaciones de Palmira son un ejemplo de ellos con continuos atentados que se producen especialmente sobre fuerzas sirias y sus aliados rusos. Como muestra de ello, el primer día de abril se dio una emboscada terrorista de Daesh en la que fueron abatidos seis soldados del régimen sirio (#1). No obstante, el acontecimiento de mayor relevancia se produjo en la provincia de Idlib tres días después cuando un terrorista suicida de Daesh consiguió acabar con la vida de una importante figura yihadista enemiga, en este caso Abu Mariya al-Qahtani, quien fue en su día uno de los cofundadores del Frente al Nusra y actualmente ocupaba uno de los cargos dirigentes al frente de Hayat Tahrir al Sham (HTS). La enemistad entre ambas organizaciones yihadistas es tal que durante los últimos años se han producido enfrentamientos directos entre ambas, llegando en algunos casos a producirse el asesinato de importantes líderes a manos de sus enemigos.

Acciones terroristas como las presentadas en Siria tanto en el mes de abril como en otros anteriores ponen de manifiesto la forma en la que Daesh sigue recuperando parte de su capacidad perdida durante los últimos años. Sin embargo, el amplio abanico de enemigos que tiene sobre el territorio (régimen sirio, fuerzas rusas, Fuerzas Democráticas Sirias, Hayat Tahrir al Sham, Hurras al Din, etc.) continuará siendo el mayor hándicap a la hora de tratar de reorganizar su estructura y recobrar su potencial de antaño.

Para terminar, a lo largo del último mes se ha producido al menos un atentado de inspiración yihadista que se ha saldado con la muerte al menos de una persona en un total de 17 países, siendo estos: Irak, Siria, Afganistán, Pakistán, Tailandia, Filipinas, Mali, Burkina Faso, Benín, Níger, Nigeria, Camerún, República Democrática del Congo, Somalia, Kenia, Mozambique y Australia.

2. Metodología

La metodología de la presente investigación tiene como base la búsqueda y el análisis de fuentes abiertas, siendo éstas esencialmente noticias de prensa nacionales e internacionales, informes de instituciones gubernamentales, organizaciones no gubernamentales que trabajan sobre el terreno y comunicados emitidos por los propios grupos terroristas (teniendo en cuenta que la información de éstos no siempre es fiable y siendo contrastada previamente). Dichas fuentes son accesibles al lector y pueden ser consultadas a través del enlace adjuntado en los resúmenes que acompañan a los datos extraídos en cada uno de los casos de estudio registrados. No obstante, existen algunas excepciones en las que se ha decidido no añadir el enlace por motivos de sensibilización y respeto a las víctimas, al tratarse de imágenes que no se considera necesario mostrar.

En la sección que hace referencia a la autoría de los atentados, en determinados casos se puede leer “sin confirmar” junto al nombre de la organización terrorista. Esto sucederá en todos aquellos casos donde ningún medio oficial vinculado a la organización autora haya reivindicado dicho ataque. Pese a la falta de esta confirmación, existen vínculos, modus operandi y características comunes con otros antecedentes que pueden ayudar a determinar la autoría, aunque siempre exista el riesgo de equivocarse en el análisis de la información.

El objetivo último de este observatorio es intentar conocer los máximos casos posibles, sabiendo que resulta imposible plasmar todos ellos por la inaccesibilidad de medios o falta de información en determinadas regiones^[1]. Debido a esta razón, uno de los criterios que debe reunir un atentado para aparecer en esta investigación es que se produzca alguna víctima, dado el escaso (o nulo) eco mediático que tienen aquellos casos en los que por suerte no se producen muertes, excepto en el caso de países occidentales donde sí se incluyen los atentados que no hayan provocado víctimas, así como aquellos otros que presenten unas particularidades propias que requieran su inclusión. El objetivo último es que los datos representados mes a mes permitan mostrar la evolución del yihadismo desde el punto de vista de las organizaciones terroristas suníes que se encuentran bajo el prisma de la yihad global.

Finalmente, se recuerda, como todos los meses, los criterios establecidos a la hora de contabilizar los casos de estudio:

• Atentados que sean perpetrados por organizaciones yihadistas suníes o
• Cometidos por individuos inspirados en su ideología
• Donde al menos se produce una persona fallecida, pudiendo ser el propio terrorista (con las excepciones ya citadas)
• Que estén documentados a través de técnicas OSINT y fuentes contrastadas

3. Tabla con casos de estudio relevantes

[1] A partir del 1 de enero de 2024 únicamente se darán a conocer públicamente aquellos casos de estudio dentro de la base de datos del OIET que resulten relevantes para apoyar las ideas expuestas en los análisis mensuales.